El almacenamiento en autoconsumo FV es totalmente necesario, pero todavía lo es más en el de tipo industrial. “Según nuestros cálculos, el 90% de las instalaciones fotovoltaicas de más de 100kW que realizan nuestros clientes están en la modalidad de inyección cero. Esto supone que alrededor del 50% de estas están desaprovechando hasta el 20% de su producción”, señala Antonio Antón, director general de SumSol.
“De forma proactiva, hemos analizado la rentabilidad de integrar baterías en estos sistemas. Y sí, los números salen. Gracias al uso inteligente de la carga y descarga de las baterías, instalar almacenamiento es rentable”, afirma.
Pero la rentabilidad no solo proviene del aprovechamiento de la energía, sino de una gestión inteligente de la potencia, asegura Antón. Gracias al peak shaving, continúa, es posible reducir la potencia contratada de la red en los momentos de mayor demanda que además coinciden con los períodos más caros, optimizando tanto el término variable como fijo de la factura, evitando los picos de consumo y, por supuesto, las penalizaciones asociadas.
Más allá de las instalaciones conectadas a la red, la inclusión de baterías en sistemas aislados tiene un grandísimo potencial no sólo por la reducción de consumo de combustible fósiles, sino también por el significativo ahorro económico que conlleva.
Pero las aplicaciones del almacenamiento van más allá de la fotovoltaica, puntualiza Antón. Gracias al EMS (Energy Management System) que se integra con el OMIE (Operador del Mercado Ibérico de Energía), la batería puede adaptarse a la curva de precios del mercado eléctrico, cargándose y descargándose en función del patrón de consumo y del coste del kWh.
“Con la batería se corrigen las variaciones abismales de precio entre períodos punta y valle. Además, las baterías aportan estabilidad al sistema energético español”, concluye.