¿Las Baterías Virtuales, Una Buena Solución Para Gestionar Los Excedentes De La Energía Solar?

Las baterías de almacenamiento de energía son una forma eficiente y rentable de aprovechar la energía eléctrica generada en una instalación fotovoltaica. Estas baterías permiten almacenar la energía para su uso cuando no hay sol, lo que significa que se puede disfrutar de un suministro de energía estable durante todo el día y de forma autosuficiente. Esto no sólo significa un ahorro en el costo de la electricidad, sino también que permite usar energía limpia para satisfacer las necesidades energéticas de una familia, bloque de pisos, edificios comerciales e incluso industriales.

¿Qué son las baterías virtuales?

Las baterías virtuales son una forma de almacenar la electricidad generada por los paneles solares durante el día para su posterior uso sin necesidad de tener una batería física. Esto se logra mediante el volcado de excedentes a la red eléctrica, en lugar de almacenarlos en una batería física, pudiendo recurrir a esa energía cuando sea necesario.
Esta nueva modalidad de almacenamiento virtual de energía solventa uno de los hándicaps de las baterías físicas: su coste. Es decir, le evita al usuario el tener que invertir en la compra de un nuevo equipo para su instalación fotovoltaica.

Pero ¿cómo funcionan las baterías virtuales?

Para poder hacer uso de una batería virtual es imprescindible que la instalación fotovoltaica esté conectada a la red eléctrica. A ello se suma que es obligatorio tener firmado con la compañía suministradora un contrato por el cual:

  1. Se autoriza a la instalación a volcar sus excedentes a la red.
  2. Se permite a la compañía relocalizar esa energía.
  3. Y, en contraposición, al usuario de la instalación fotovoltaica, cuando ésta no esté produciendo o cuando haya un pico de demanda, la compañía le reintegrará esa electricidad no consumida.

Por tanto, de primeras podríamos decir que el almacenamiento virtual es más económico que el uso de baterías físicas.

La idea de la batería virtual es que tus excedentes fotovoltaicos (aquella energía que viertes a la red) los puedas utilizar en otro momento del día o en otra de tus casas (por ejemplo en una segunda vivienda) de forma totalmente automática. Evidentemente, la batería no existe como tal. Una comercializadora lo único que puede hacer es comprar y vender energía.

Por lo tanto, lo único que hacen es vender los excedentes de nuestra instalación fotovoltaica a otro cliente o a otra comercializadora y nos lo restan a precio de compra de la energía que consumiremos más tarde. Así, «vendemos» la energía a un precio más justo que con una comercializadora clásica. Tan simple y a la vez tan complejo como esto, para esto sirven las baterías virtuales fotovoltaicas.

A día de hoy, hay pocas distribuidoras que ofrezcan el servicio de batería virtual. Pero cada vez va a haber más y serán una fórmula muy utilizada, siguiendo el modelo de Francia y Alemania.

¿Por qué elegir entonces las baterías físicas?

A pesar de los beneficios de las baterías virtuales, hay una serie de desventajas asociadas a su uso. Una de ellas es el hecho de éstas no son tan fiables como las baterías físicas. Esto se debe a que, al seguir siendo dependiente del suministro de la red eléctrica, existe el riesgo de que, en caso de interrupción de la conexión, el usuario acabe enfrentándose a un corte en el suministro eléctrico perdiendo así la autosuficiencia energética que una instalación fotovoltaica con baterías fijas sí proporciona.

A su menor nivel de fiabilidad se suma que ofrecen al usuario una menor seguridad y flexibilidad. Si bien pueden ser más baratas, estas baterías hacen que el usuario siga siendo dependiente de la compañía con la que tiene contratado ese servicio de batería virtual. Y es más le pone en una situación de mayor dependencia y desamparo, pues tengamos en cuenta que la compañía eléctrica sólo proporcionará este servicio de batería virtual mientras le sea rentable.

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